A veces creemos que vemos bien… hasta que aprendemos a mirar de verdad
Hola,
Espero que esté mensaje te llegue en un momento de serenidad y si no es así, respira, no estás sola.
Llevo unos días con mucho movimiento, fuera de casa, con la rutina algo cambiada y es que la semana pasada operaron a mi madre de cataratas en un ojo y quise estar acompañándola.
Antes de la operación estaba algo nerviosa, no ha tenido nunca que pasar por una operación y ante lo desconocido estaba algo inquieta.
Estando en la sala de espera, esperando a ser llamada para entrar al quirófano me dijo:
"Patri, yo veo bien, de verdad que no sé por qué dicen que es necesario operarme.”
Cuando salió de la operación, su primera frase fue de asombro:
“¡No sabía que se podía ver así de claro!”
Se había acostumbrado a ver desenfocado.
A vivir con una visión limitada, sin darse cuenta de todo lo que se estaba perdiendo.
Y mientras la escuchaba, pensé: cuántas veces nos pasa lo mismo en lo emocional.
Nos acostumbramos a vivir con incomodidad, con ese nudo en el estómago, con la sensación de estar bien “pero no del todo”.
Nos convencemos de que “así soy yo”, “no pasa nada” o “ya se me pasará”,
cuando en realidad lo que ocurre es que hemos aprendido a mirar con un filtro que ya no nos deja ver con claridad.
El miedo a mirar hacia dentro es natural.
Mover lo que duele, revisarnos, atrevernos a sentir… da vértigo.
Pero al otro lado de ese proceso hay una forma nueva de vernos, más nítida, más libre, más viva.
Y solo cuando te permites transitar esos miedos, descubres lo mucho que te estabas perdiendo por no mirar.
Si sientes que ha llegado tu momento de ver con más claridad, te invito a una sesión exploratoria de acompañamiento conmigo.
Una conversación tranquila donde podremos mirar qué necesitas, sin juicios, sin prisa, con cuidado.
Porque a veces, lo que creemos “normal”, simplemente es algo a lo que nos hemos acostumbrado…
y solo hace falta un paso para empezar a ver diferente.
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Con cariño,
Patricia
